Venían a decir que, dado que lo que se enseña no son necesariamente conceptos "naturales" en el niño, ni sus conocimientos previos ni su interés por esos temas los motivaban a construir aprendizaje alguno.
Me surgió entonces, de modo instantáneo, una pregunta ¿dónde queda el lugar del docente si aceptamos estas opiniones? Entre muchas de sus posibles actuaciones, el docente debería ser un creador de situaciones, un compositor de estados potentes en el aula.
Un buen maestro, lo primero que hace es plantear desafíos, potenciar el interés y encaminar el debate.
Un buen maestro crea el "caos" en el aula para que de ese "caos" surja lo nuevo.
Está claro, espero, que si un maestro entra a clase con el libro de texto de turno y los apuntes de siempre y de hace años, nadie va a aprender ni a construir nada porque en ese caso, el profesor es el primero que no construye.
Para que nuestros alumnos evolucionen en lo que ya saben y lo utilicen para generar más conocimientos, necesitan de un maestro que favorezca un ambiente de descubrimiento. ¿Qué es difícil? Sí, a veces, pero ¿es que a alguien le dijeron mientras estudiaba magisterio, que enseñar iba a ser fácil?
Enseñar, ser maestro, es una experiencia única que sólo se volverá maravillosa si hay verdadera vocación.