Modelos para nuestros niños
Después de espantarme con las noticias de hoy sobre la agresión a un profesora por parte de un ex alumno, de la niña con la pierna partida a manos de dos compañeras de clase, de la paliza que recibieron dos maestras de parte de la madre de dos alumnos hermanos, descubro una reflexión en la contraportada de El País (España) que me ayuda a digerir el horror con un poco más de esperanza. Alguien se ocupa de llamar la atención sobre la CONVIVENCIA y la AUTORREGULACIÓN.
La columna es un texto de Elvira Lindo que aquí se reproduce. El título original es "Como niños" pero yo titulo el post "Modelos para nuestros niños" porque creo que es en el modelo adulto que los niños reciben, donde radica la diferencia.
"Tal vez los que tanto temen a la asignatura de educación para la ciudadanía(que se intenta que forme parte del currículo oficial de educación) deberían leerse el librito que hoy tengo entre mis manos. Es el libro que redactó el Ayuntamiento de la colombiana Medellín cuando hace unos años se planteó un desafío que parecía insólito: hacer de la ciudad castigada un lugar habitable. Comenzando por el lema que quisieron que el ciudadano hiciera suyo, "Medellín, la más educada", establecieron un decálogo de principios y 100 muestras de conducta para la convivencia. Hablamos de una ciudad que ha reducido los 6.000 crímenes al año, a principios de los 90, a 700. Es obvio que no sólo con "principios" se combate el crimen, pero el equipo de gobierno de la ciudad adquirió el compromiso de salvarla del caos, convencidos como estaban de que la convivencia en las ciudades se escribe en gran parte con esa letra pequeña que se aprende desde la casa y la escuela.
Este manual de convivencia ciudadana se reparte por colegios y centros públicos para su discusión. No son leyes, no obligan sino a la pura reflexión. El libro ofrece una pedagogía desacomplejada, viene a decir que aquello que no se enseña no se aprende. La palabra mágica de este manual es "Autorregulación". Una palabra que tanto padres como ciudadanos habíamos mandado alegremente al rincón de las palabras proscritas.
Autorregularse. Contener los instintos de desprecio o indiferencia hacia lo que no es tuyo, los que no son como tú, los que son más débiles, contener los caprichos que pueden alterar la paz del vecino, respetar al silencio, sentir como un bien propio la calle que pisas, ese bien que uno cuida con mimo. Leo incluso la curiosa recomendación de dar la espalda a chismes que puedan afectar a la convivencia. Puede que los españoles que tendemos a basar nuestra libertad individual en cierto cinismo exculpatorio, entendamos que estos consejos interfieren en la bendita vida privada y tratan al ciudadano como si un niño fuera. Pero los profesores españoles no se cansan de expresar que hasta que los padres no se comprometan en la educación no hay nada que hacer. Y a veces los padres, los ciudadanos, nos comportamos como niños malcriados.
*la columna se puede leer en: www.elpais.es
2 Comments:
Muy acertado. Gracias por EDUCARES. Me encantó!.
Desde Argentina:Me emociona ver los efectos y puentes que crea este blog.
¡Ojalá se ponga en práctica y mucha gente más se sume a estos proyectos de bien común.
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