Educar con el Corazón.

Hace pocos días leí un libro precioso que se titula "Donde el corazón te lleve". Su autora es la escritora italiana Susanna Tamaro.
La frase que me viene a la cabeza mientras escibo este post dice así:
"...Cuando ante tí se abran muchos caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar:siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad con que respiraste el día en que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga:aguarda y aguarda más aún.
Quédate quieta, en silencio y escucha a tu corazón.
Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve".
Creo que la educación tiene mucho de espera, de saber aguardar, de escuchar al corazón, de vislumbrar caminos diferentes y elegir el que más se adecúa a cada momento.
Sin embargo, muchas veces, tal vez demasiadas, transitamos una y otra y otra vez el mismo camino que ,por repetido, nos parece el más seguro.
Pero ¿debe ser un camino seguro el de la educación?.
Si se supone que educamos a los alumnos para formarlos como seres pensantes capaces de enfrentarse al mundo ¿cómo esperamos que puedan hacerlo si siempre enseñamos lo mismo y de igual manera?.
El mundo,la vida, tienen un sinfín de caminos diferentes,nos regalan a diario una sucesión de hechos inesperados.
Entonces ¿qué decimos cuando decimos EDUCAR?...
Si,como maestros, aprendemos a detectar lo que se esconde de único y personal en cada alumno y además somos capaces de esperar a que nos muestre quién es y cómo es, podremos ofrecerles diferentes posibilidades, opciones, desafíos y una cantidad de posibles caminos. Y ellos, probablemente, elegirán entre todos esos caminos o, para nuestra alegría, nos sorprenderán con uno nuevo, diferente y personal...su propio camino vital.